El papel de las agencias, los vendedores, agentes y personal inmobiliario es fundamental para mantener el crecimiento y la confianza del sector económico que se basa en la compraventa de inmuebles.
Un sector que mueve miles de millones de euros debe jugar de forma limpia con sus clientes y no puede cometer ni alimentar malas prácticas inmobiliarias. Y es que no estamos hablando de una operación pequeña, pues por norma general, la compra de un piso es una operación que vamos a hacer una vez en nuestra vida por lo que nos jugamos mucho en la operación.
Por ello, y para conseguir una transacción de este tipo es necesario contar con una serie de medidas para evitar timos inmobiliarios, fraudes y pérdida de dinero.
Para la adecuada contratación de un agente inmobiliario, el mismo debe cumplir con las siguientes características: conocimiento de funciones administrativas, realización de adecuadas tareas comerciales, ser atento, empático y buen negociador, contar con la correspondiente formación, profesionalidad y conocimiento del mercado, y que cuente personalmente o asesorado por terceros con experiencia, y amplios conocimientos jurídicos. Y sobre todo, que sea fiable y ofrezca confianza.
La razón de la confianza es fundamental porque un agente de confianza es capaz de lidiar con más gente si es un buen profesional inmobiliario tiene más experiencia, y por lo tanto, se presume que también tendrá una cartera de contactos más amplios.
Un buen agente inmobiliario evitará cometer los siguientes errores:
- No publicará su tarifa en ningún tipo de anuncio.
- Anunciar pisos sin autorización. Debe contar con el “encargo de venta”
- Incluir servicios a mayores, la letra pequeña debe ser entendible y legible.
- No debe añadir cosas que no se cumplen.
- Inventarse ofertas y pisos.
- Estar solos. La unión hace la fuerza.